viernes, 6 de agosto de 2010

Acción 2- El equeco/Venezuela



Para la acción 2 ha aparecido el Equeco, que es la representación de un hombrecito, de baja estatura, de panza pronunciada, apariencia de ser bonachón, de bigotes escasos, ojos grandes, con los brazos extendidos, que va repleto de alforjas, allí el Equeco carga las modestas esperanzas de la gente, una bolsita de harina, otra de arroz, una casa en miniatura, dinero.

Los entendidos dicen que esos símbolos representan las primitivas necesidades de los hombres, como el comer, el buen dormir, el abrigo de cuatro paredes, estabilidad económica. Es necesario que el Equeco no haya sido comprado por uno, es decir que tiene que haberlo recibido como regalo, para que pueda cumplir tus deseos.
A este muñeco llegué a través del blog "cunadoerachamo" que es como un archivo de recuerdos de los 70s y 80s de Venezuela.
Un poco de historia del Equeco:

El equeco (aimara: iqiqu) o ekeko, es un dios de la abundancia, fecundidad y alegría de origen aimara o colla, que todavía recibe cierto culto en el antiplano andino, desde Venezuela hasta Chile y Argentina. Es una divinidad que se cree provee de abundancia y protección al hogar en el cual se le tributaba ofrendas de alcohol y cigarrillos.
El equeco es una deidad venerada desde siglos antes de la conquista del territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna.
Se piensa que se originó entre los habitantes de la cultura Tiwanaku. Tras la conquista por los aymaras y luego por los incas, adoptaron la deidad, y la convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.

La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la colonia, sin mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.


Hoy en día, existe en la sierra sur del Perú como en el occidente de Bolivia la creencia de que el equeco es capaz de conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y manteniendo un cigarro encendido en su boca, que si se consume hasta la mitad es señal de mal augurio. Las figuras que le ofrecen son de cerámica, metal o piedra reproduciones exactas del objeto de sus peticiones: automóviles, electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan miniaturas de gallos y gallinas. La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto.
La figura del Equeco tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo toman como una especie de patrono de la fortuna.